Exceso ritual manifiesto y búsqueda de la verdad jurídica objetiva: ¿un proceso sin formas?

Por Gustavo Germán Rapalini

El derecho Procesal no es un fin en sí mismo, sino un medio para garantizar la efectividad del derecho sustancial, frente a la ausencia de una autocomposición voluntaria. Y en esa inteligencia, éste no podría en modo alguno limitar a aquel. Esfuerzos jurisprudenciales, frente a específicos casos concretos, han intentado palear situaciones frente a las cuales el excesivo rigorismo formal desvirtuaba el fin último del carril procesal. Más en modo alguno ello implica –so pretexto de utilizar slogans como “hallar la verdad jurídica objetiva”, o “la solución justa”- dejar de lado el proceso y las formas, conllevando dichas posturas “flexibilizadoras a ultranza” insalvablemente a un litigio sobre el sendero de la plausible arbitrariedad, y enfrentando a los justiciables y operadores jurídicos a una situación de reglas poco claras. Todo esto, se refleja directa y sensiblemente en la seguridad jurídica –especie- y en la garantía del debido proceso –género-. Propondremos, en cambio, aceptar que en el proceso judicial lo que efectivamente existe es la idea de “verdad aproximativa”, y es tan peligroso y desaconsejable el apego a las formas rituales como desentenderse completamente de ellas.

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Términos mencionados en esta doctrina: jurídica, procesal.